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hipótesis propia del origen del canto
el canto nació con el agua
en el principio de los tiempos
cada tierra madre dio a luz aguas dulces y saladas
y con ellas
el aire se habitó del arrullo del río por dentre las piedras
del grito de la cascada
y de la fidelidad de las olas volviendo y volviendo
animadas en mostrar sus voces
las aguas subieron invisibles al canto de los pájaros
a los álamos de la plaza
y al ceibo que en casa plantamos con Ángeles
todo canta gracias al agua
todo canta
por eso
cuando te recuerdo
un agüita salitrosa me gana la mirada
y regado de ti
me gólpio el pecho
y canto
recién nacido
nunca me perdonaré
no haber estudiado teatro
allí hubiera aprendido llanto escénico
emociones protocolares
o lágrimas de compromiso
y no éstas
desnudándome
hoy que has llegado
y yo oliendo a recién nacido
puertas y ventanas abiertas
a tito herrera
en los lugares por donde anduvo un maestro
algo de él queda
se lo puede respirar en el aire
se puede sentir su rastro
la gente de esos lugares suele recitarlos
conversar de ellos
entonces uno reconoce fácilmente esos lugares
allí
la gente vive con las puertas y ventanas abiertas
y las que no se ven
también
descubrirses
el aire estaba lleno de cosas
que algún día fueron cosas
hasta que un fuego las hizo dejar de ser
es que todas las cosas se evaporan
cuando un fuego las abraza
y así evaporaron
perdieron su cuerpo
dejaron en su detrás la forma que las tenían
y se entremezclaron con lo imperceptible
con lo perdurable
con lo etéreo
entre ellas ando yo
aprendiendo a volar por el piso del cielo
después de aquel día
en que tu descubrirnos
testamento voraz de lo inesperado
me quemara por vez primera
con la noche
con el mar
y contigo
cuentan las luces más viejas que cuando el día del origen se fue
una capa de noche negra abrazó al miedo
y la calma lloró su primer rocío
un viento ranquel llevó esas lágrimas sin sal hasta lo más alto del cielo
y las colgó de lo oscuro
para estrellar a la noche
a los marineros
y a los amantes
las que no llegaron
madrugada tras madrugada
amanecen desmemoriadas
por las hojas del verde
deletreando pasos de a dos
desde allí
ojos verdes por donde te miro
sueño con la noche
con el mar
y contigo
no dejes de alumbrar
desde tiempos inmemoriales
el hombre se guió por los astros del cielo
dicen que unos reyes magos dieron con su niño amado
siguiendo una pequeña estrella del firmamento
una lucesita
en medio del estrellerío
un tenue destello
en la inmensidad de la creación
no dejes de alumbrar
un poco de esa mirada
no importará
que se acabe la yerba y el azúcar
cuando el destino nos olvide con azotes de miserias
o futuros de humo
que la noche baje letalmente seca y desestrellada
o se hayan ido los fiados de los almacenes
y no tengamos ni esencias ni frutas
para sostener el fuego
nos acomodaremos los años y los pretéritos
y brindaremos con un abrazo
en un vaso de vidrio invisible
cierra ya esos ojos
ilusionadamente humedecidos
y guárdame para aquel instante
un poco de esa mirada
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